Corría el año 2009, un año que jamás olvidaré. La persona más importante de mi vida, mi padre había dejado de ser parte de este mundo. Me sentía conmovida desde lo más profundo de mí ser y la importancia por el valor de la vida estaba ¡presente como nunca! El trabajo debía seguir adelante y armada como podía llegaba al aula… Un aula que eran tres en realidad. Tres 5º me esperaban para trabajar con ellos las ciencias.
Como regalo del destino llegaría al colegio la propuesta de una capacitación y a la que mi compañera que dictaba las practicas del lenguaje no podía asistir. Sin dudarlo, como siempre que se presenta la posibilidad de hacerlo me sumo al desafío.
Yo no era la única docente que iba de mi escuela, las docentes de 6º año, a quien poco conocía, era una señora con mucha experiencia en la comunidad escolar, y esta oportunidad me permitía conocerla a ella y conocer lo que ella sabia. Tantas cosas podrían contar de las clases a las que asistí, pero deseo contar mas como surge la necesidad de hablar de una problemática social y como no es algo que les pasa a otros sino que es un problema de todos.
Me senté frente a la hoja en blanco de mi computadora para planificar mis clases y recordé una conversación de mis alumnos sobre el paco. Una de ellas comentaba una experiencia y al notar que las estaba escuchando sonrío e hizo referencia que era un chiste. En ese momento solo hice unas pocas preguntas y escuche lo que ella quiso contarme. Así decidí comenzar con un proyecto que permitiera darles las herramientas de información que me parecía podían ser útiles para ellos en esta preadolescencia que les tocaba comenzar a recorrer. Comencé a buscar bibliografía que me podría ser útil en mi biblioteca personal y encontré un texto sobre una persona afectada por el V.I.H. en un libro de proyectos de la editorial circulo latino austral. Me pareció una buena posibilidad de tratar no solamente la problemática de las adicciones sino también del SIDA, porque su vinculación era inevitable.
Las dudas sobre como podían reaccionar los padres de mis alumnos estaban presentes, y mas adelante les contaré porque, pero la convicción de que era necesario tomar este desafío tenia mucho mas peso en mi que los miedos. Me presente al día siguiente con el texto que hablaba de José, su buen desempeño laboral, su tristeza ante la respuesta positiva de su análisis de sangre, el dar a conocer en su trabajo sobre esta condición de vida nueva a sus compañeros; la decisión de Ernesto, su jefe, de despedirlo y la postura de un compañero de pensar en argumentos para que José no sea despedido. Esta era la propuesta para todos nosotros en la clase. Les propuse que debíamos investigar sobre la enfermedad para poder saber que argumentar y completar una ficha en pequeños grupos podía ser el puntapié para esa buquedad. La ficha consistía en lo siguiente: Escribir 3 palabras que se relacionaran con el sida. ¿Cómo se previene la enfermedad? ¿Cómo pensamos que se contagia la enfermedad? ¿De que modo se diagnostica el sida? Esta ficha quedaría en el aula como registro de las ideas a comparar durante el desarrollo del proyecto.
La siguiente visita a la biblioteca seria esta vez con ellos, ya no a mi biblioteca personal sino a la escolar. La maestra bibliotecaria siempre tan predispuesta nos recibió con alegría. Unos días antes habíamos conversado sobre el proyecto y me había prometido conseguir material. Pocos días habían pasado pero ya estaban en su poder, algo del material que me había prometido… ¡¡¡Una genia!!! Era una mochila con mucha información, incluso un video que moría por ver y compartir con los chicos. Comencé a recorrer el material que había sido impreso en el año 1995 por la dirección general de cultura y educación.
Me gustaría hacer un paréntesis en esta parte de mi relato para contarles que este proyecto del año 95 fue parte de mi vida escolar, en el 4º año de mi secundario. Había sido elegida como una de las estudiantes para participar de un proyecto que intentaba buscar lideres para el cambio. En ese momento solo pude asistir a una clase porque al solicitar la autorización de mis padres en mi participación, la negó. El miedo, creo yo, lo hizo no permitirme participar. Recuerdo que me dijo: ¿Por qué vos tense que ir a clases sobre adicciones? ¿Qué piensan tus profesores sobre vos? Así fue como los miedos a la reacción de las familias ante mi propuesta volvían una y otra vez ¿Qué pensarían los papas? ¿Espero su reacción? ¿Realizo una reunión para charlarlo o será contraproducente? ¿Si muestro debilidad en mi propuesta y permito que ellos decidan que no se trate el tema y no puedo hablar sobre lo que considero necesitan mis alumnos? Eran demasiadas preguntas, que decidí ya no hacérmelas y seguir adelante. La forma en que se trataría el tema sería lo único que debía tener siempre presente.
A la siguiente clase, luego de compartir el material nuevo, todos estaban entusiasmados con la idea de formar lideres para el cambio, les conté la idea, de que se trataba y que esto no solamente se daría a conocer en nuestra institución sino que seria conocido por muchas escuelas al final del año en un congreso que se realizaría en la facultad de la matanza al que no podríamos ir todos pero si un grupo que los representase y cuyos lugares serian ganados, ya veríamos como, durante el transcurso del tiempo.
Poco a poco el entusiasmo se apodero de todo el grupo. Enseguida comenzaron a diseñar un logo para el grupo de lideres. Todo lo que les proponía tenia buena predisposicion, investigaban no solo cuando se los solicitaba sino que tambien lo hacían por propia voluntad. Traian notas periodísticas sobre el tema, folletos que conseguían en los hospitales y que se sumaban a los que ya conseguidos. Con ayuda de las practicas del lenguaje diseñamos folletos informativos, que luego de muchos borradores quedaron muy personales he interesantes. Uno de esos días nos visito la directora y al verlos trabajar con tanto entusiasmo nos sugirió realiza publicidades que pudieren ser visibles para el resto del alumnado en los pasillos. No solo quisieron hacerlo y lo hicieron, sino que además apostaron a más. Pronto comenzaron a escribir publicidades, borradores y borradores y por fin el guión. Y digo el guión porque se nos ocurrió filmar esos guiones de propia autoria y representados, ellos mismos.
La filmadora ya era parte de nuestro trabajo para dejar registros de los cambios en las experiencias realizadas como el cultivo de bacterias, que se sumaba a nuevas fichas de registro escrito junto a otras fichas sobre patógenos como los virus, las toxinas y los parásitos. Les gustaba que dibuje en el pizarrón a los microorganismos malos de la historia. Esa actitud frente a los dibujos me dio la idea de explicar el sistema inmunológico a través de un juego y les encanto. En el patio de la escuela jugamos y aprendimos no solo como funciona el sistema inmunológico sino también, como en equipo podemos trabajar mejor, que la vida es importante que podemos reír, jugar y ayudarnos cuando nos informamos.
A esta altura del proyecto ya no estaban más los miedos sobre las reacciones de los padres. Habían mostrado su aceptación y su acompañamiento.
En el aula tratábamos casos hipotéticos, escuchamos cintas con relatos de personas recuperadas de sus adicciones y de afectadas al VIH. Habíamos comprendido que el problema no era de otros sino un problema de todos. Así me pongo al tanto de la situación familiar de una de mis alumnas, su mama tenía sida y ella estaba muy orgullosa de poder ayudarla y brindarle información. Pero esto no era todo. Una tarde se presento la hermana de una alumna muy angustiada pidiendo explicaciones sobre quien había informado a la niña de su enfermedad. Luego de encontrar la manera de tranquilizarla pude entender que la niña, mi alumna había nacido con el virus del VIH. Yo sabía que sus padres habían fallecido a los pocos años de su vida pero desconocía las causas. Su hermana aseguraba que una maestra integradora había dado esta información, que la niña desconocía su enfermedad. Estaba muy enojada y necesitaba respuestas. Le explique que no podía haber pasado algo así porque nosotros no estábamos al tanto, la docente a la que ella refería era nueva en la escuela y también desconocía lo que ella nos estaba poniendo en conocimiento, aun cuando la niña había dicho en su casa que eso había sucedido. Se me ocurrió y le dije que podía haber relacionado todo lo aprendido en clase con su situación personal y que necesito la confirmación de la familia, ¡era todo lo que podía decir!…
Su hermana pensó que podía ser lógico y mas tranquila luego de hablar con otros profesionales de la institución se retiro a su casa. Pasados unos días regreso al colegio, la charla en casa había sido productiva y podíamos ver en la niña tranquilidad. Ella siempre estaba muy atenta a todo lo que íbamos averiguando. Aunque no hacia muchas preguntas podía ver en su rostro alegría. Realmente ignoro el porque de ella, solo puedo suponer que todo lo aprendido y el haber escuchado casos de personas infectados con el V.I.H y con SIDA le permitía verse en una situación mucho más favorable, incluida, porque sus compañeros de escuela estaban al tanto de que no corrían riesgo alguno, ella también lo sabia, eso la tranquilizaba y daban lugar, negado hasta el momento, en el conocimiento de su salud y su cuidado.
Todo este trabajo no solo pudo socializarse en nuestra escuela, en Internet a través de una página creada por la inspectora regional. Además, se realizaría un cierre en la Universidad de La Matanza. La forma que debíamos presentar el proyecto era con un póster científico, metodología que había elegido al principio de la propuesta. Lo primero que hice fue consultar en Internet la forma del póster científico, leí cada texto y observe cada detalle para su diseño. Debía tenerlo tan claro en mi, como para poder transmitirlo a mis alumnos y dedicarnos a la realización de el. No fue nada fácil pero lo logramos y una vez terminado comencé a pensar en una presentación impresa del mismo, no estuvo a mi alcance hacerlo con banner pero se presentaría como gigantografía a color. El grupo elegido para la exposición ya había sido escogido por sus compañeros y por mi, estaban muy emocionadas y habían estudiado muchísimo. Ese día fue mágico. Nunca lo olvidaremos. Sus familias estaban muy orgullosas y yo… ¡¡¡ni les cuento!!! Quisiera contarles que todo salio según lo planeado, pero no fue así. Una vez más, nos golpearía la realidad en esta experiencia. Ese día no llego una de las niñas elegidas para la muestra, nos envío un familiar que nos informo que no podría asistir. Esa mañana su mamá, se había descompensado y tuvieron que internarla. Ella era la niña que tenía a su mamá con la enfermedad, cada vez eran más seguidas las internaciones y la niña debía cuidar de sus hermanitos y ayudar a su madre. Me hubiese encantado que ella participara de esa maravillosa experiencia, pero que puedo decir… Sea como sea era un día mas que ellas podían estar juntas, un DIA mas para ser MAMÁ E HIJA.
Finalizo la muestra en la Universidad… finalizo la muestra en la escuela y finalizo el año. Lo que jamás finalizaría en mi y quiero transmitirte a vos, que estas escuchando o leyéndome hoy, es la sensación de haber pasado por un verdadero… Carpe diem.
Autor: Azucena Ivana Racedo. Docente argentina.
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